martes, 29 de mayo de 2007

DoS MaS

os pongo dos monólogos más, sólo espero que el primero no sea del todo cierto!!!
"Miedo al Compromiso"

Una de las secciones que, desde comenzamos con el blog, se ha mantenido (insustituiblemente los jueves), llega hoy a su fin. Una vez acabados todos los monólogos de los que disponíamos gracias a una página web (que aún sigue enlazada, por si la quereis echar un vistazo), realizamos una recopilación con los cuatro mejores. En esta última entrega recopilatoria, además del correpondiente último monólogo (Miedo al Compromiso), he considerado correcto añadir uno de regalo (El Cuerpo). Disfrútenlos.
"Miedo al Compromiso"
Yo no tengo nada contra el matrinionio; de hecho, cuando nací mis padres estaban casados y ni me enfadé ni les dije nada. Pero tengo un problema con eso de vivir en pareja: ¡soy alérgico al compromiso! Porque al fin y al cabo, ¿para qué sirve el compromiso? ¡Para tener derecho a enfadarse! Porque mientras sois amigos todo va bien. Llegas tarde a recoger a una amiga, y la tía no se enfada, no tiene derecho, sólo sois amigos. Pero en cuanto te comprometes, ¡hala, broncas a todas horas Llegas tarde a recogerla, llamas al telefonillo: -¿Qué quieres? -Que estoy aquí abajo... -¿Has visto qué hora es?-Sí, pero es que... -¡Ni es que, ni asco! ¡La próxima vez, si vas a venir tan tarde, déjalo! Y tú a tragar, como estas comprometido...Lo que pasa es que, claro, tú conoces a una chica, te cae bien, es guapa... y como parece que no lleva malas intenciones, te olvidas y decides salir con ella. Al principio no hay problema, pero de pronto empiezas a notar cierta presión: estáis echando un kiki, ¡un kiki sin compromiso!, y, sin venir a cuento, la tía te suelta: -Te quiero, Jorge. ¿Qué ha dicho? ¿Que me quiere? ¿Pero yo que le he hecho a esta tía? ¡Son ganas de joder! En ese momento se te baja el alma a los pies. Bueno, el alma y... todo lo demás. Es que no lo puedo evitar, me pasa con todas. Yo cuando termino de echar un polvo, quiero que se vaya. Para un tío, el polvo perfecto sería: «¡Ya!, ¡ya!, ¡yaaa! Ya te puedes ir». Pero como sabes que esto no está bien, te aguantas y ella se queda toda la noche hecha un ovillo, a tu lado. Y tú encima tienes que fingir que estás encantado: -Qué a gustito que estamos aquí los dos. -Sííí, muy a gustito... Pero piensas: «¡A gustito me voy a quedar cuando cojas la puerta!». Y al rato: -Jorge, me puedo dar una ducha? -Siíí, dúchate, dúchate... --y te acuerdas de Psicosis. Esperas que después de la ducha, se vaya, pero, ¡se pone a preparar el desayuno! Yo entonces empiezo con las indirectas: -¿Quieres leche en el café? -No, yo el café siempre lo tomo ¡SOLO! -¿Y cómo te gusta? -¡LARGO! -¡Ay! ¿No tienes Donuts? -No, pero bájate a la panadería ¡Y QUE TE DEN! Y antes de irse te dice: -¿Me acompañas esta tarde, que voy a castrar al gato? Es para acojonarse. ¡Ya está intentando planificarte la vida! Esta tarde a castrar al gato ... Y después el fin de semana en Pedraza. Y el verano en Cullera. ¡Hay que pararla! -Mira, Alicia, yo es que soy anticastración, así es que, si eso, ya nos vemos por ahí... Pero el caso es que a media tarde te acuerdas de ella... y del kiki, y dices: «Pobrecilla... ¡Voy a llamarla a ver cómo está el gato!». -¿Alicia? No, que como soy anticastración quería saber cómo está el gato... Tranquilízate, mujer, eso es que no ha echado la anestesia... Lo sé porque a mí me operaron de firnosis, que no es lo mismo, pero está cerca... Oye, hablando de fimosis, ¿quedamos esta noche? Y en cuanto cuelgas, te preguntas: «¿Qué he hecho? ¿Estoy gilipollas? ¡He vuelto a quedar con ella! Bueno, tampoco es tan grave, quedamos, echamos un kiki, y mañana, ni gato ni pollas. Lo que pasa es que te vas liando, te vas liando... Y al final pasas el fin de semana en Pedraza. Y el verano en Cullera. Y casi sin darte cuenta, ¡te presenta al gato y a sus padres! Ahora sí que hay peligro de verdad, sobre todo si es invierno. Yo tengo una teoría sobre esto: es muy importante no conocer al padre de ella en invierno, en invierno da mucho respeto. Cuando subes a su casa te puedes encontrar a su padre viendo el telediario en chaqueta y corbata vociferando: «¡Éstos son todos iguales! ¡Ladrones, que sois unos ladrones! ¡Todos a chupar de la teta! ¡Éstos sí que llegan a fin de mes...! Ese coche oficial lo he pagado yo, ¿a que sí?». ¿Qué le vas a decir? ¿Que no? Y cuando por fin sale tu chica y te despides, te mira como diciendo: «A ver lo que haces con mi hija», y piensas: «¡Jodeeeer, jodeeer, como me pase un pelo me hacen lo que al gato!». Sin embargo, en verano no pasa nada. En verano, si conoces al padre de ella... suele ser en la playa, con el tío en bañador, sentado en una sillita de tijera, leyendo el Pronto, con la nariz roja y con la espalda pelada. ¿Cómo le vas a tener respeto a un tío con la espalda pelada? 0 sea, que si te dice: -A ver qué haces con mi hija. Tú puedes contestarle: -Y usted a ver qué hace con su espalda... a ver si nos damos crema... Pase lo que pase, lo importante es no comprometerse... ¡A pasarlo bien, que la vida son cuatro días! Yo llevo un año saliendo con Alicia... ¡Pero cuando quiera lo dejo, ¿eh?! Se va a venir a vivir a casa, por probar. ¡Pero no es nada definitivo, ¿eh?! ¡El gato no se viene!

"El Cuerpo"

¿Alguna vez han pensado para qué sirve ponerse colorado? Claro, porque un camaleón cuando está en peligro cambia de color para esconderse, y sin embargo, nosotros cuando queremos pasar desapercibidos, va nuestro cuerpo y nos pone la cara como un tomate. Muy bien. Solo nos falta una alarma. Y como alguien ya te diga: "¡Tio, te estás poniendo colorao!", entonces ya se te pone la cabeza que parece la bombilla de un puticlub.Es que el cuerpo toma sus propias decisiones, por su cuenta. Los científicos lo llaman el sistema parasimpático. ¿Parasimpático? más bien parece el sistema para-joderte! Bueno, pues el sistema parasimpático este es el culpable de que la noche antes de una entrevista de trabajo, te salga un grano en la nariz. Y allá que te vas, con tu grano. Y encima cuando le vas a dar la mano al selector de personal tu cuerpo dice: "shhht, a sudar!", y en vez de la mano, lo que le das es una lengua de vaca: "pzzfffff pzzzzfffff".Tu estás jodido pero tu cuerpo se lo está pasando de puta madre: "Je, la verdad es que me está quedando bastante parasimpático esto. Pero ahora voy a ponerle un tic en un ojo". Oye, y de repente, tu que querías ser José Coronado el de periodistas, te conviertes en Millán de Martes y Trece! No, pero tu cuerpo no ha acabado todavía contigo, que va...no! porque cuando acaba la entrevista de trabajo, justo en el momento en que te vas a levantar, te das cuenta de que se te ha dormido una pierna. ¡Muy bien figura! Entre la mano, el ojo y la pierna pareces Lina Morgan. Y encima, en la puerta, el selector de personal te dice: "No hace falta que nos llame eh? no...ya le llamamos nosotros... si eso."Otra cosa que se le ha ocurrido al cuerpo para fastidiarnos es fabricar pedos! ¿Esto que es? ¿es energía? ¿es música? ¿es propulsión? No, es un chiste, si...resulta que el cuerpo es tan cachondo que crea un gas que huele fatal y que sale por el culo! ¿No había otro sitio? ¡Por el culo! ¡Pues muchas gracias, oiga! Ah! y no contento con eso dice: "ay, la verdad es que me está quedando cómico, pero vamos a incorporarle un sonido de trompetilla". Muchas gracias, de verdad, que gran invento. Tiene sonido, tiene olor...¡coño! ¡solo le falta luz! ¿se lo imaginan¿ Por la noche iríamos todos que pareceríamos luciérnagas!Otra genialidad que se le ha ocurrido al cuerpo es bostezar. Tú ya puedes hacer fuerza ya, que no... Está un amigo tuyo diciéndote: "pues tío, se soltó mi perro pekinés y en ese momento venia una apisonadora..." y tu: "uuuuuuuaaaaaaaaaahhhhhh, que flipada no?" Vaya marrón! Menos mal que el bostezo se contagia y al cabo de un rato está el: "uuuuuuuuaaaaaaahhhh pues tengo una pena!"Y me van a perdonar pero...¿y cuando la cosa se pone dura sin venir a cuento? En un tren, por ejemplo, tu vas por Albacete y de repente, ¡zas!, pero ¿por qué? ¿que has visto tú que no he visto yo? ¿que pasa, te gusta el revisor? ¿o estás saludando a José Bono? Si es que es la leche, el cuerpo.Y es que el cuerpo no respeta ninguna situación. Ninguna ninguna ninguna ninguna. Tú acabas de ligar con la chica que te gusta y ¿que hace tu cuerpo para fomentar el romanticismo? Que te rujan las tripas: glug glug glog glog glug. Bien, de puta madre! ahora resulta que soy ventrílocuo y que no lo sabía. A Macario llevo aquí dentro. No, y no se queda ahí el cuerpo, no. Cuando estás en pleno kamasutra, tú que te lo has currado, pues tu cuerpo dice: "No hombre no. Que se lo pase bien éste no. A ver que hago yo para fastidiarle". Y cuando estás en lo mejor del acto, de repente te da un calambre en el gemelo, se te sube la bola, y empiezas a dar vueltas en pelotas por toda la habitación: "AAaaay ayyyy ayyyy ostiaaaaas aysss". Con todas las bolas saltando que aquello parece un bingo.Cuando ya por fin te acuestas, te duermes, y tu cuerpo dice: "Macho, si es que me lo pones a huevo! venga, ¡a roncar! y echa un poquito de babilla, eso es, un hilito. Y ahora te voy a montar una pajarraca, para que hables en sueños". Y allí estas tú, con la chica que te gusta, roncando, echando babilla y con una pesadilla de los sanfermines: "que viene el toro...que viene el toro, cuidado!". Y en medio un pedo, que ya dices: mira, el chupinazo!En fin, a lo mejor los que pasa es que estamos equivocados nosotros, claro, porque si se fijan todo lo que hace el cuerpo por su cuenta, o está mal visto o es una guarrada. A lo mejor había que hacer un mundo, donde el sudor, los eructos o los pedos fuesen algo elegante. Claro, porque todos los cuerpos del mundo no pueden estar equivocados!

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